Adoro echarte de menos,
aunque, en tu ausencia,
abandone mi mente su cordura
y se adentre en oscuros bosques
donde abundan los trasgos,
aúllan hambrientos los lobos
y tras cada árbol yace un sepulcro
sin nombre,
pues es como volver a Ítaca tu cuerpo
al reencuentro,
un nuevo hogar, renacer incesante,
playa de fina arena que purifican
las olas, en su retirada,
horizonte eterno, ciega esperanza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario