Ha sido un día
duro.
Faltó su hermano,
por la gripe,
y hemos tenido que
hacernos cargo
los dos de todo el
trabajo.
Muchos clientes esta
tarde,
pues es sábado,
demasiadas prisas, y
malas caras a veces;
son exigentes los
españoles,
y los nuestros no
han sido hoy
especialmente
amables.
Hubo un momento,
incluso, en que
la tensión
nos hizo estar a
punto
de perder los
papeles.
Por eso ha sido tan
intenso el amor
esta noche
en la oscuridad,
y se agradecen tanto
el roce
de la piel amada,
el silencio
compartido,
el último
cigarrillo a medias.
Grande, tío.
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